Los dioses lo son menos por su necesidad de adoración.
Por encima y por debajo de ellos
hay un espíritu que no necesita nada más
que su propia totalidad, su salud y la nuestra.
Ha hecho todas las cosas dividiéndose y
volverá a ser completo de nuevo.
Llegamos juntos a su alegría—
El que ve y lo visto, el que come y lo comido,
El amante y lo amado.
En nuestra unión se conoce a si mismo.
Está con nosotros entonces,
no como los dioses cuyos nombres alcanzan su punto álgido
en un fuego sobrenatural,
sino como el pequeño pájaro escondido en las hojas
y que canta tranquilo y espera, y canta.
De Wendell Berry