De Satish Kumar
Hemos aprendido mucho de los nativos Americanos, de los Aborígenes Australianos, de la gente indígena de la India (adivasis), y de los bosquimanos de África. Hemos sido guiados por Jesús, Buda, Mohammed y Mahavir. Hemos sido inspirados por Valmiki, Shakespeare, Tolstoy, Jane Austen y otros muchos escritores. Nos hemos beneficiados de las vidas de Mahatma Gandhi, Madre Teresa o Martin Luther King.
Ellos no estaban motivados por la fama, la fortuna o el poder. Buddha no reclamó derechos de copyright por sus enseñanzas, y Shakespeare no percibió nada por derechos de autor. Hemos sido hechizados por la música, las pinturas, la arquitectura y las artes de muchas culturas, desde tiempo inmemorial. Hemos recibido un tesoro de tradiciones como un regalo gratuito. En agradecimiento ofrecemos nuestro trabajo, nuestra creatividad, nuestras artes, nuestra agricultura y arquitectura cómo regalos para la sociedad, para las generaciones presente y futura.
Cuando estamos motivados por éste espíritu, entonces el trabajo no es una carga. No es un deber. No es una responsabilidad. No somos ni siquiera los hacedores de nuestro trabajo. El trabajo fluye a través de nosotros y no de nosotros. No nos apropiamos de nuestro intelecto, nuestra creatividad, nuestras habilidades. Las hemos recibido como un regalo de gracia. Las compartimos como un regalo de gracia; es como un río que sigue fluyendo. Todos los contribuyentes hacen el río grande. Nosotros somos los contribuyentes añadiendo al gran río del tiempo y la cultura; el río de la humanidad.
Si los contribuyentes paran de fluir en el río, si se vuelven individualistas y egoístas, si ponen términos y condiciones antes de unirse al río, ellos se secarán y los ríos se secarán también. Para mantener los ríos fluyendo, todos los contribuyentes deben unirse con alegría y sin condiciones. De la misma manera, todas las artes individuales y otras actividades creativas conforman el río de la humanidad. No hace falta que nos contengamos, no hace falta que bloqueemos el flujo. Esto es unión incondicional. Este es el gran principio de la ofrenda (dana). Así es como la sociedad y las civilizaciones se recuperan.
Cuando escribimos un poema hacemos un regalo. Cuando pintamos un cuadro o hacemos una casa bonita hacemos un regalo. Cuando cultivamos flores o cocinamos algo hacemos un regalo. Cuando todas estas actividades son realizadas como actos sagrados nutren a la sociedad. Cuando somos desprendidos, altruistas, y actuamos sin deseo de reconocimiento o premio, cuando nuestro trabajo emerge desde un corazón puro como el de un niño, nuestras acciones son un regalo.
Satish Kumar, in You Are, Therefore I am
Texto original: http://www.awakin.org/read/view.php?tid=783
2 respuestas a “El espíritu del regalo”